Nada más conveniente que tener un amigo con ciertos derechos extras en quien contar cuando la necesidad y la soledad arrecia o quitarse un peso de encima -de cualquier índole.

Sin embargo, un amigo-con-derechos es de un tipo muy distinto al de un amigo común o la de un íntimo de carácter confesional. Las personas no siempre mezclan los conceptos y tienen muy bien marcados los límites que hay entre uno y el otro.

Entonces, cuando se da el caso en que en una relación con un amigo-con-derechos de pronto se torna más absorbente o demandante es un hecho que debería llamar la atención para hacer algo al respecto.

Así como la amistad es sagrada y debe cuidarse y valorarse en todas sus dimensiones, igual modo debe ser con la de un amigo-con-derecho quien no por ser alguien a quien se recurre en situaciones específicas debe ser tomado a menos. No obstante, cuando reproches salen a la luz, llamadas telefónicas se vuelven continuas, se esbozan celos y sospechas y ciertos sentimientos afloran de la nada es tiempo del agua fría y actuar implacable y racionalmente.

Un amigo-con-derechos no debería tener ninguna otra responsabilidad más que la de estar allí cuando se le necesita. Ser una especie de switch contra incendios: silencioso y omnipresente. De lo contrario, es muy probable que se mezclen los roles y lo que fuera una amistad tácita se convierta en una tormentosa e incómoda relación-de-cualquier-tipo.

MOMENTO AUDIOVISUAL:

A mediados de los 90's George Michael lanza Fastlove, un discreta joya de pop lúdico con un mensaje explícito y sin condescendencias: "Si quieres un amor rápido, sin remordimientos, sin preguntas al final, cuenta conmigo".

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